Patones es un municipio de la Comunidad de Madrid, situado al nordeste de la provincia, en la llamada Sierra Norte, a 60 kilómetros de la capital, cerca de Torrelaguna y Torremocha del Jarama. Por sus tierras, pobladas de jara de monte bajo y pino, corren los ríos Jarama y Lozoya, que separan las provincias de Madrid y Guadalajara, así como numerosos arroyos, entre ellos el de Patones. La riqueza hidráulica de la zona se demuestra por las presas y embalses existentes: El Atazar, El Pontón de la Oliva, Navarejo, Vandentales y La Parra. Cerca encontramos también la Cueva del Reguerillo, la mayor de la región, emplazada en plena montaña, en el Cerro de la Oliva, a 850 m de altitud, que fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1944. Tiene una longitud de 8.190 m, es de carácter kárstico y está dispuesta en tres niveles estratigráficos. Alberga interesantes formaciones geológicas, con gran variedad de estalactitas y estalagmitas, así como pinturas rupestres del período Auriñaciense del Paleolítico Superior. Está considerada como uno de los yacimientos paleontológicos más importantes de la región madrileña. A 4 km de Patones, la Ermita de la Oliva nos muestra una construcción de los siglos XII-XIII, de estilo románico-mudéjar, muy interesante. Hay dos Patones: Patones de Arriba y Patones de Abajo. Patones de Abajo es un pueblo nuevo, levantado en el siglo XX y situado en un llano, al borde de la carretera. Patones de Arriba, el antiguo, está enclavado en la ladera de la montaña, en una abertura del cerro Las Calerizas, a 750 metros de altura sobre el nivel del mar, cuyo acceso se hace a través de 2,5 km de una carretera de montaña que parte de Patones de Abajo y que ha reemplazado a la antigua vereda. El pueblo, una reliquia camuflada en el paisaje, tiene actualmente empadronadas a 12 personas, aunque el número real de habitantes ronda el doble. Estas personas viven en antiquísimas casas bajas de piedra y pizarra que han sido rehabilitadas respetando su peculiar arquitectura; también hay algunas deshabitadas y en ruinas. El pavimento de las estrechas y empinadas callejas es de pizarra, lo que confiere al conjunto un pintoresco aspecto. Cuando el visitante se coloca en cualquier punto de la pequeña localidad, una de las más bonitas que se pueden encontrar, dirija su mirada hacia donde la dirija, tiene la sensación de haber sido transportado en el tiempo muchos años atrás. Los antiguos pobladores de Patones se asentaron en las vertientes de la montaña, lo que les llevó a organizar el pueblo en tres zonas:
Dentro del casco urbano del pueblo destaca la Iglesia de San José, construida como ermita en el siglo XVII, que dejó de ser utilizada como templo a raíz del traslado de la población a Patones de Abajo. Tras largos años de abandono, en 1998 fue restaurada y reconvertida en el Centro de Iniciativas Turísticas, Educativas, Culturales y de Ocio (CITECO).
Breve Historia de Patones de Arriba No está documentada la fundación de Patones, por lo que se ignora su verdadera "edad", aunque se han encontrado restos arqueológicos en el municipio que prueban la existencia de asentamientos prehistóricos, celtibéricos y medievales. Ciertos autores datan el origen de Patones en tiempos de la Reconquista. Parece ser que el nombre de Patones proviene del apellido Patón, que fue una familia de pastores que vivió en Uceda (según consta en el padrón de 1527) hasta que se trasladaron al monte, más cerca de sus ganados, a la que entonces se llamó alquería de la Hoz de los Patones (hoy Patones de Arriba), integrada en 1555 por siete vecinos. En 1595 se la conoce como la granja de los Patones. Por tanto, se puede situar el nacimiento de Patones entre 1527 y 1555. Desde su fundación perteneció a la Villa de Uceda (Guadalajara), que junto con sus aldeas fueron propiedad del Arzobispado de Toledo durante más de tres siglos. Se sabe que en 1687 era un barrio olvidado de Uceda, con 18 vecinos, y así continuó hasta que en 1769 el pueblo consiguió de Carlos III una carta real que concedía a Patones el título de lugar. Este título implicaba tener un término municipal propio, terrenos, alcalde, etc. Aunque ya independientes de la Villa de Uceda, los habitantes de Patones (61 vecinos, es decir, unas 244 personas) siguen subordinados al señorío del duque de Uceda, que es quien nombra a las autoridades locales y a quien tienen que pagar los impuestos. En el siglo XIX tiene lugar la incorporación de Patones a Madrid y comienzan las obras del Canal de Isabel II para llevar agua a la capital. Se construye la presa del Pontón de la Oliva y acueductos y canalizaciones atraviesan los barrancos de Patones, Torremocha y Torrelaguna. La historia y la leyenda se mezclan para contar que por este pueblo no pasaron ni los romanos, ni los moros ni los franceses, pues por su situación en una brecha de la montaña y su particular arquitectura que se funde con el paisaje quedaba oculto desde el valle. Sin embargo, existen documentos en el archivo municipal que acreditan los tributos que Patones pagó a los destacamentos franceses durante la Guerra de la Independencia, obligado bajo amenaza de tener que pagar el doble ante su negativa a contribuir. También aportó víveres a los soldados de Juan Martín El Empecinado. A lo largo del siglo XX los habitantes de Patones fueron bajando al llano donde construyeron el nuevo pueblo, Patones de Abajo. En los años 60 Patones de Arriba queda prácticamente abandonado. En la actualidad, su principal fuente de ingresos es el turismo, que acude deseoso de encontrarse con un pueblo aparentemente sumido en el pasado.
El Rey de los Patones Durante muchos años la máxima autoridad en Patones fue un anciano al que llamaban rey, que ejercía las funciones de juez de paz o alcalde y administraba justicia entre sus vecinos. Se dice que uno de ellos tuvo la osadía de escribir una misiva a Felipe II con el siguiente encabezamiento: "Al Rey de las Españas, del Rey de los Patones," pero no hay constancia de ello. El documento más antiguo que menciona la existencia del Rey de los Patones es de 1653, y relata la visita que el entonces Rey, que fue el primero, hizo al Cardenal Moscoso, a su paso por Torrelaguna, para pedirle la construcción de una ermita en el poblado. Antonio de Jesús María, en su Vida de D. Baltasar de Moscoso y Sandoval (1680), relata lo siguiente: "Tuvo noticia de que, en el Valle de los Patones de la Jurisdicción de Uceda, havía diez o doce Familias que se governaban con sola la Autoridad Económica de un Anciano, a quien sencillamente llamaban Rei, que los mantenía en mucha Paz. Dióle singular consuelo, haver en su Arzobispado aquella Reliquia de la Antigua simplicidad; i gustára Visitar aquella buena Gente: dificultando empero la entrada la aspereza, del camino, envió un Ministro, que reconoció: Ser verdad lo que havían referido al Cardenal, i que les era de mi penosa incomodidad la falta de Missa por haver de ir, con grande trabajo, a oirla a Uceda, que por lo menos dista una legua del Valle. Vino el sencillo Rei a visitar al Arzobispo i representarle esta necesidad. Pidióle licencia i socorro para fundar una Hermita, Edificado del Santo Zelo i Bondad del Pobre Rei, le agasajó mucho i, haviendo conferido con sus Ministros la Materia, se resolvió a que hiciese la Hermita por su quenta i que Miguel de Moia, su Maiordomo de aquel Partido, tomase aquel Cuidado, assí para la Fabrica, como para proveerla de Ornamen- tos i Vasos Sagrados. Después se dispuso que huviese Capellan de assiento".
"Eligieron de ellos á la persona de más probidad para que les gobernase, y decidiese sus disputas, de cuya familia era el succesor, y así se fueron manteniendo de siglo en siglo con un gobierno hereditario, llamando á su Cabeza Rey de Patones".
Se tiene constancia documental de la existencia de cuatro reyes de Patones, entre 1653 y 1847. El último renunció a su cargo y se instaló en Madrid. El antropólogo Julio Caro Baroja confirma la realidad de esta figura y la importancia de la familia Prieto: "La familia de los Prietos tenía allí la prerrogativa de ser la que administraba justicia y gobernaba hereditariamente, eligiéndose para tal objeto al varón mayor de ella, al que llamaban rey". |